1 de julio de 2015

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En respuesta al artículo de David Trueba que publicó el diario El País hace unos días, hemos escrito una carta al director firmada por el responsable de comunicación. Tras hablar de una iniciativa intergeneracional en Seattle que juntaba a niños con personas mayores, decía lo siguiente el autor:

“Antes de esta iniciativa desarrollada en ese centro de Seattle, el Ayuntamiento de París elaboró un plan de alquiler de habitaciones que ponía en comunicación a ancianos que vivían en soledad con estudiantes que aspiraban a vivienda dentro de la cara y rutilante ciudad. Siempre me pareció una idea inteligente que espero que perfiles de alcaldes como los nuevos elegidos en Madrid, Barcelona, Zaragoza y Valencia fomenten en sus ciudades, que acogen estudiantes universitarios de todo el mundo, pero también ancianos locales con los primeros síntomas de esa nueva soledad fabricada en la España rica pero insolidaria”.

Aquí la carta que hemos enviado al diario:

Leímos con interés la columna de David Trueba sobre la soledad de las personas mayores y las relaciones intergeneracionales. Nos alegra que los medios de comunicación aborden con esa sensibilidad estos temas y coincidimos con el autor en su diagnóstico sobre tantas personas que pierden sus redes sociales y padecen soledad.

Nos gustaría poner en conocimiento del autor y de los lectores la existencia de iniciativas intergeneracionales en España como el programa Convive, que pusimos en marcha en SOLIDARIOS para el Desarrollo (www.solidarios.org.es) en 1995.

Convive se dirige a personas mayores que viven solas y que buscan compañía en su casa. Por otro, se dirige a universitarios que se incorporan al domicilio del mayor mientras progresan en sus estudios y comparten tareas y gastos en el domicilio. Se construye una convivencia de aprendizajes compartidos y de apoyo mutuo que además solventa problemas de soledad. El convenio que firmamos con el Ayuntamiento de Madrid permite, a través de sus servicios sociales, que muchos mayores accedan al programa, que cuenta también con la colaboración de siete universidades madrileñas.

Consideramos que estas iniciativas necesitan un impulso como política pública, dotada de más y mejores recursos, para llegar a un mayor número de personas.

Carlos Miguélez Monroy

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