30 de enero de 2018

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En una sociedad como la española, con más de 8 millones de personas mayores de 65 años, un 20% viven solas y ven como su interacción social disminuye. El voluntariado de Solidarios atiende a aquellas personas que tienen a la soledad no deseada como compañera, pero nuestro papel tiene que estar claro y definido.

Este fue el tema del curso que  se impartió en La Casa Encendida para formación de los voluntarios y voluntarias de Solidarios. La ponente Sonia Cuello, psicóloga de Cognitiva Moncloa, habló del envejecimiento como un proceso biopsicosocial, especialmente vinculado a la pérdida de productividad con el estigma por edad que ello acarrea.

Se habló de los mitos que rodean el envejecimiento y de cómo uniformamos a todas las personas mayores dando por sentado que comparten carencias físicas o cognitivas, cuando cada persona es fruto de su vida, sus circunstancias, sus vivencias etc. por lo que la edad no es una característica suficiente para determinar la actitud.

 

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Conocer las características del envejecimiento es fundamental para poder entender la situación que viven las personas mayores que reciben un voluntario en su casa como parte del programa de acompañamiento.

En general las personas mayores con las que trabajamos como voluntarios se sienten solas y han perdido vínculos con sus espacios relacionales, por lo que hay que ser cautelosos para no generar dependencias. Al contrario, el objetivo es conseguir motivar a la persona mayor y hacer que su vida sea lo más activa posible, sintiendo ganas de hacer cosas y compartirlas.

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