8 de abril de 2015

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En marzo de hace tres años, un grupo de voluntarios solidarios habíamos plantado 200 pinos y encinas en el campus de nuestra universidad. Los cuidé y regué durante el verano. Salieron adelante casi todos. Luego pensé en remover las tierras en el bosque vecino y limpiarlas de botellas, plásticos y envases. Como hacían falta nutrientes y no hay fondos por la crisis que padecemos y los despidos de plantillas se multiplican, me dije: Ni un minuto para el lamento, millones de hojas caen y se posan en este gran campus complutense, se los llevan en sacos de plástico a los vertederos. Existen cantidades enormes de hierba y ramas verdes que cortan regularmente, y de tierras por todas partes.

En la facultad de Veterinaria tienen granjas con ovejas y otros herbívoros y me proporcionan el estiércol que necesito; en la cafetería de mi facultad me dan un par de sacos de materia orgánica; en otra cafetería cercana, una bolsa con posos de café, y en un súper cercano a mi casa un saco con restos de fruta, verduras, tomates, cebollas, piñas, que me llevo en bolsas negras; que reutilizo hasta que no sirven más que para cubrir la composta cuando extendemos la materia orgánica con frutas y lo amenazan las cotorras que nos han invadido desde hace unos años. Proceden de esos entusiastas de las mascotas que luego abandonan cuando se aburren o van de vacaciones.

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Una capa de hojas secas, otra de materia orgánica, otra de hierba verde, otra de tierra buena, y otra de substratum que descubrimos junto al muro que rodea estos campos de rugby, junto al lugar donde trabajo y cuido un jardín para acoger a los que llegan. Tiene unos 20 cm de espesor, está ramificado y es muy rico en nutrientes; le damos la vuelta, o lo esponjamos con el bieldo por las lombrices, y otra fina capa de estiércol espolvoreado, y agua. Así, desde 2012 y estamos en la 3ª reforestación.

En un antiguo vivero de la universidad montaron un huerto “urbano” y vi cómo hacían composta. Pregunté y adaptamos a este bosque de pinos y al jardín que cuidamos, lo que el horticultor Pedro me explica sin asombrarse de mi ignorancia; quizás porque ve mi entusiasmo y que actúo como si estuviera construyendo catedrales. Entré en Internet y tuve información a manta.

Pedro me trajo algunas carretillas de estiércol hasta que una profesora de veterinaria me puso en contacto con sus colegas de facultad que me lo dan cuando lo necesito. En la ONG Solidarios para el Desarrollo me prestan una furgoneta para desplazarme cuando lo necesito.

“¡Salvemos el planeta!”, dicen algunos. Comencemos por aprovechar la hojarasca que llevan a los vertederos, las ramas podadas, los restos de materia orgánica en los comedores del campus, aprovechar pallets viejos, y si no tienes cerca de tu casa un solar, o un parque en donde echar una mano, pues en la terraza o en tu balcón o en los alféizares de las ventanas.

garcia-fajardo“¡Salvemos el planeta!”, dicen algunos. Comencemos por aprovechar la hojarasca que llevan a los vertederos.

Si no me hubiera dejado interpelar por estas tierras, si hubiera dejado de aplicar la norma “prefiero pedir disculpas a pedir permiso”, si no hubiera alimentado un sueño, si no me hubiera atrevido… No sabemos de lo que somos capaces hasta que nos ponemos a hacerlo. Porque pueden los que creen que pueden, y se atreven y se arriesgan…. y se caen y se levantan sabiendo que “cuando caes, el suelo te ayudará a levantarte”, como dijo Chuang Tzu hace 2500 años. Así podemos disfrutar con todo lo que alumbramos cuando compartimos experiencias y cosas bellas, verdaderas y auténticas. Esa es parte de la misión y tareas de Solidarios, la ONG universitaria en la que soy voluntario desde hace más de 30 años.

Se lo contaba entusiasmado a Nuria Vendrell, responsable de jardines y campos en nuestro campus de la Complutense y me prometió ayuda para distribuir el compost que hemos ido haciendo en 150 composteras, sin costarle ni un euro a la universidad que nos acoge a mi desde hace 60 años y a Solidarios desde hace más de treinta a partir de unos seminarios. Nadie nos prometió que iba a ser fácil pero está siendo apasionante. Y esto también forma parte de ser y saberse universitario en sus dimensiones sociales, medioambientales y de justicia universal; que compartimos gracias a las redes sociales.

José Carlos García Fajardo
Profesor Emérito de Historia del Pensamiento Político y Social por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Director del Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS)
Twitter: @GarciafajardoJC

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