9 de febrero de 2015

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Hace unas semanas murió Justo, una persona mayor a la que visitaba todas las semanas Laura Zamarriego, voluntaria de Solidarios para el Desarrollo. Laura conoció a Justo por su esposa Mercedes, que murió hace ya unos años. Fue entonces cuando la voluntaria comenzó a visitar a Justo en su residencia. Esta reflexión representa bien lo que significa hacer voluntariado con personas mayores.

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Compañía. No es otra la receta: la que todos necesitamos.

Siempre que me preguntan en qué consiste mi función como voluntaria lo resumo en esto: Cuando llamaba al timbre y subía las escaleras, la puerta ya estaba abierta. Ella, esperando detrás, con el abrigo de piel puesto y los labios pintados. Preparada desde hacía quién sabe cuántas horas. Cada jueves comprábamos yogures naturales y ciruelas pasas. Siempre, cada jueves, antes de tomarnos la manzanilla y el café. Un motivo semanal más para salir a pasear, para charlar, para ampliar la lista de quehaceres.

Compañía. No es otra la receta: la que todos necesitamos. Más aún cuando las capacidades disminuyen, el tiempo se alarga sin pudor y, no pocas veces, a quienes cuidaste, aconsejaste y perdonaste, desaparecen. Como si de un recurso humano se tratase. Son, en buena parte, los tentáculos de este sistema, que sólo considera valioso aquello que produce, lo que nos atrapa. Y no es un mal menor. Ya lo dicen los sabios, con sus manos arrugadas de haber vivido.

Laura Zamarriego
Periodista
Twitter: @LZamarriego

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