9 de octubre de 2014

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La labor de las organizaciones sociales no sólo consiste en mejorar la vida de las personas mayores, sino también en sensibilizar sobre su situación social, denunciar abusos y proponer alternativas.

Más de 1,5 millones de personas mayores viven solas en España, como recuerda la Fundación Amigos de los Mayores. A la soledad que denunciaban en su campaña con motivo del Día Internacional de las Personas Mayores se suma otra más personal y más íntima que dilata el tiempo sin compañía y hace que las noches sean eternas.

El derecho a un envejecimiento activo y saludable choca con la soledad a las que muchos se enfrentan y a las barreras arquitectónicas que tienen que sortear. Jesús lleva tres años sin salir de su casa porque no tiene ascensor.

Estas barreras, el aislamiento y el miedo a que les pase algo les impide salir de su casa para dar un paseo, hacer la compra u otras cosas que “cualquiera” da por sentadas en su vida diaria. Cada vez se detecta un mayor número de personas como Concepción, una señora que no sale de su casa desde hace siete meses, cuando sufrió una caída. Además de las secuelas físicas queda el miedo a que una próxima caída pueda ser la última. Este miedo a caerse empieza a considerarse una patología que sufren muchos ancianos.

La labor de personas voluntarias de distintas organizaciones ha abierto la puerta a la casa de personas como Jesús y como Concepción. El voluntariado social fomenta la actividad de los mayores. Estudiantes universitarios, personas que trabajan o jubiladas acuden a distintas organizaciones para visitar a mayores que viven solos para dar un paseo, compartir conversación, un rato de ocio o para organizar otro tipo de actividades en grupo. Los propios mayores hacen cada vez más actividades de voluntariado. Además de una forma de participar, de implicarse en problemas que afectan al conjunto de la sociedad y de ayudar a los demás, el voluntariado social contribuye a que muchas personas se sientan útiles y activas.

Varias ONG organizan encuentros y actividades como concursos de relatos, visitas culturales, etc. Se trata de fomentar la participación las personas mayores. Una señora de 91 años que participa en la ONG Solidarios para el Desarrollo escribió un poema titulado El mundo tan grande, la gente tan sola. Termina así: “La soledad es una epidemia social. El mundo tan grande. La gente tan sola”.

Si bien estos programas refuerzan las habilidades sociales de las personas mayores y las mantiene activas, las personas voluntarias suelen señalar que este encuentro les aporta incluso más a ellas que a quienes dedican unas horas. Este enriquecimiento mutuo se da también en iniciativas intergeneracionales que forman parte de la red Homeshare International.

El programa Convive permite que personas mayores alojen en su casa a estudiantes universitarios. No se trata de “alojamiento gratuito”, sino de construir una relación de confianza, de aprendizajes compartidos y de apoyo mutuo. La convivencia solventa problemas de soledad en los más mayores y de alojamiento en los más jóvenes, al tiempo que se construye una sociedad más pendiente de las necesidades y más integradora.

La labor desde las organizaciones consiste también en sensibilizar a la sociedad sobre la situación social de las personas mayores. Una sociedad equilibrada no puede permitir que el 51% de sus mayores viva bajo el umbral de la pobreza, cifrado en 612 euros, como ocurre en España. El 62% tiene problemas de salud, el 27% no recibe ninguna visita y el 82% ayuda a sus hijos económicamente.

Se han denunciado atropellos contra derechos fundamentales como la congelación de las pensiones, el bloqueo del actual gobierno a la Ley de Dependencia y la impunidad tras la estafa de las preferentes. Los directores de sucursales de bancos en los que confiaban les ofrecieron productos financieros complejos sin decirles que no podrían cobrarlos hasta muchos años después, cuando la mayor parte de ellos no estuviera en este mundo.

Además de toda esta labor de sensibilización, de denuncia y de programas para mejorar la vida de las personas, muchas organizaciones promueven el voluntariado como escuela de valores y de ciudadanía activa para fomentar una sociedad más justa y más equilibrada.

Carlos Miguélez Monroy
Periodista y editor en el Centro de Colaboraciones Solidarias
Twitter: @cmiguelez

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