Agustín era profesor universitario en Cuba. Se quedó en Europa por motivos políticos tras un viaje a Dinamarca y a Noruega para una conferencia. De ahí se fue a Andalucía y luego a Madrid. Era entrenador de gimnasia hasta que se dio cuenta de que no podría vivir de ello en Madrid. Por eso dio el paso de estudiar medicina en la Universidad Complutense de Madrid, pero no se podía permitir el pago de la matrículo junto con el resto de gastos que implica una vida universitaria. Cuando un compañero suyo le habló del programa Convive decidió dar ese paso.

Isabel nació en Guadalajara, tiene 84 años. De joven se fue a Inglaterra, donde trabajó como enfermera auxiliar. “A mí no me ayuda el gobierno español. Recibo mi paga del gobierno británico”. Intentó tener hijos pero perdió el bebé las dos veces que lo intentó.

Isabel se decidió a contactar con Solidarios para incorporarse al programa Convive para no pasar sola las noches.

“Es un chico educado, me respeta mucho y nunca se enfada. Anoche le dije que vino muy tarde… Además trata muy bien a mi perrita”.

Para Agustín también ha sido una buena experiencia que le ha permitido conocer a las personas mayores.

“Tienen limitaciones físicas, problemas emocionales y de soledad. Por eso el trato con los mayores debe ser distinto”, dice Agustín, que cocina dos o tres veces por semana para él y para Isabel. Además de comer juntos, ir al médico, hacerse compañía y charlar, juegan a veces al parchís.

“La sociedad aquí está muy bien estructurada respecto a los mayores en cuanto a ayudas y a recursos. Pero nuestra vida en el día a día está muy agitada y eso lleva a cierto menosprecio a los mayores. Los vínculos sociales están debilitados y esto se ha agravado con la crisis”, concluye Agustín.