Laura estudia trabajo social en la Universidad Complutense de Madrid. Tiene 22 años y es de Fuenlabrada. Vive con sus padres y sus hermanos. Además de estudiar, le gusta ir al cine, salir con sus amigos, leer y andar en bicicleta.

Rosa, nacida en Valencia, tiene 79 años. Tiene dos hermanos pero sólo ve a uno de ellos. Sus sobrinos a veces vienen a visitarla. Hace muchos años se iba a casar pero, por un enfrentamiento mal resuelto, rompió con el único amor de su vida. “Los dos teníamos carácter fuerte y fuimos muy orgullosos”.

Años después empezaron a verse de nuevo.

“Era como en una película, cuyo nombre no recuerdo, sobre un matrimonio que se veían vez por año para contarse sus cosas y hacer el amor. Hasta que murió”.

Cuando quedan, una vez por semana en casa de Rosa, salen a tomar un café o a pasear.  A veces se quedan en casa para charlar. “El otro día me acompañó al dentista”, nos cuenta Rosa, que ha compartido experiencia con tres voluntarias en los casi dos años que lleva en el programa de Acompañamiento a Mayores. Laura la visita desde hace unos seis meses.

“Rosa me aporta ganas de vivir y experiencia. Aprendo muchas cosas de ella… nos enseñamos muchas cosas la una a la otra”, dice Laura. Por su parte, Rosa dice lo siguiente de su voluntaria: “Me aporta compañía, motivo para hablar, me encanta hablar, toco muchos temas, no tengo pelos en la lengua. Es muy cariñosa”.

Nos cuenta que tuvo un detalle con Laura en Navidades y que ésta le trajo un pañuelo que le compró en un viaje a Londres.

“Ella no me contó que lo trajo de Londres y cree que no lo sé. Bueno… yo creo que me lo trajo de Londres pero, como es algo tímida, no me lo contó”.