Con la presencia del poeta Nelo Curti inauguramos el aula de cultura en el centro penitenciario Murcia I. Nuevos internos a los que llegar, nuevos voluntarios y voluntarias que compartirán su tiempo y sus experiencias para mantener ese hilo invisible pero permanente entre la cárcel y el exterior a través de sus conversaciones y de las personas que nos acompañen cada mes. Iniciamos con periodicidad mensual y con ganas de crecer.

Nos lo cuenta Ángeles Carnacea, delegada de Solidarios en Murcia.

Hay otros mundos, pero están en éste.

Paul Éluard

Una tarde de otoño como otra cualquiera. No, ninguna tarde de otoño es como otra cualquiera. Ayer Solidarios para el Desarrollo inició un nuevo proyecto en la región de Murcia, el Aula de cultura de su programa Cultura en prisiones, que llega a diversas prisiones de todo el estado español.

Un centro penitenciario con una trayectoria ya muy larga, 44 años. Uno de los tres establecimientos penitenciarios que se encuentran en la región, el Centro penitenciario Murcia I o también conocido como el centro penitenciario de Sangonera. Desde ayer nuestra entidad llega con sus equipos de voluntarias y voluntarios a los tres establecimientos penitenciarios. Una nueva etapa, sí, un comienzo, un principio de construcción de algo que deseamos sea enriquecedor para las personas internas, todas ellas hombres. El centro no cuenta con mujeres internas.

La convicción de que la cultura nos acerca, nos construye, nos mueve, nos libera, nos hace pensar, la extendemos a un territorio más en el que cada mes contaremos con la presencia de profesionales del mundo de la cultura, la ciencia, la investigación, la historia, la ecología, las nuevas tecnologías, etc. En este abanico tan amplio el fomento de la lectura y la presencia de escritoras y escritores será muy importante a lo largo de todo el año. En 2017 Solidarios recibió el Premio nacional de fomento de la lectura que otorga el Ministerio de Cultura y Deporte, por la labor que realiza en los centros penitenciarios del estado español llevando la lectura, la escritura, la literatura,  desde hace tres décadas.

Para comenzar la andadura en Murcia I ayer contamos con el poeta y artista Nelo Curti, ganador del Premio de poesía David González 2024. Nelo conoce bien nuestra entidad desde que hace varios años visitó por primera vez el Aula de cultura que desarrollamos en el Centro penitenciario Murcia II (Campos del Río). El espectáculo que ofreció ayer ya será inolvidable, Mecánica ligera-canciones afterpoéticas y otros berrinches. El poder de la palabra, el brillo de su inteligencia, su talento escénico, su sentido del humor y su profunda solidaridad conmovieron a todas las personas asistentes, entre las que se encontraban personas internas y funcionarios de la institución.

El equipo de voluntariado de este nuevo proyecto se está constituyendo y ayer nos acompañaron, además, voluntarias del equipo del Aula de cultura del cp Murcia II, muchas de ellas con más de tres años desarrollando la labor voluntaria en prisiones. Joaquina, Zayra, Jimena, Aroa y Tomás hicieron posible este nuevo encuentro con la cultura para la reinserción social, para construir caminos de respeto a las personas, a la diversidad y a la igualdad.

La acogida del equipo de funcionarias y funcionarios del centro penitenciario fue muy calurosa y todo transcurrió con un cuidado especial. Hicieron de este espacio un acontecimiento y así deseamos que sea cada mes porque Solidarios cuida muy bien, como ya lo hace en los demás centros, su programación mensual.

Nelo Curti ayer cantó, recitó, tocó su guitarra construida con una caja de puros habanos elaborada por un luthier, nos asombró. Esto será también el Aula de cultura de Solidarios en Murcia I, asombro. ¿Sin asombro a dónde vamos?

Y dejamos para el final nuestro primer asombro al entrar en el centro, las rosas. La entrada al centro, los espacios de tránsito están sembrados de rosales, una larga hilera de rosales plantados en arriates que bien podrían ser el patio de una casa. Una casa donde las flores son importantes, donde la belleza tiene lugar. Rosas al entrar en un centro penitenciario, una muy buena señal para ir abriendo camino.