20 de mayo de 2024

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El voluntariado de Solidarios ha recibido una formación muy interesante sobre la realidad de las mujeres en prisión en España por parte de Esther Pascual y Cristina Rodríguez.

En una sesión online, participaron 32 personas de las cuatro delegaciones de Solidarios.

Muy rica la participación de las personas asistentes, a los voluntarios y voluntarias de Solidarios se sumaron otras personas interesadas, colaboradoras del programa de prisiones que han sido ponentes en nuestro ciclo formativo en otras ediciones, como Carmen Marín – letrada de la Administración de Justicia y Jefa de la Unidad de mediación intrajudicial del Tribunal superior de justicia de Murcia-, y Maribel Hernández -mediadora en la UMIM de penal y familia (voluntaria)- y algunos de sus alumnos y alumnas del Certificado de profesionalidad de mediación comunitaria de la Asociación Albores.

Las ponentes de esta formación, Esther y Cristina realizaron un estudio jurídico para la Fundación Gabeiras y Teta & Teta, publicado en la editorial La Cultivada y que se puede descargar aquí: “Las mujeres en prisión: la voz que nadie escucha. Explorando nuevas vías de cumplimiento de las penas impuestas a mujeres a través de la cultura” (2022)

La sesión fue muy enriquecedora, muy didáctica y con unas dinámicas que nos hicieron ponernos en la piel de las mujeres privadas de libertad. Con su estudio las autoras han querido responder a muchas preguntas: ¿Quiénes son las mujeres en prisión? ¿Cómo están las mujeres en prisión?

Nos hablaron de la vulnerabilidad y la invisibilidad de las mujeres privadas de libertad, la triple condena de la que habla Margarita Aguilera, de ACOPE: la social, la personal y la penitenciaria. De la brecha de género en lo que se refiere al acceso a tratamiento en una institución como la cárcel, pensada para hombres, que mantienen sesgos de género.

En España hay un total de población reclusa, a 2 de febrero de 2024, de 47.377 personas (excepto Cataluña y País Vasco). Las mujeres representan solo el 7,6% de ese total. Y nuestro país tiene la mayor tasa de encarcelamiento femenino de Europa Occidental.

Entre algunas de las características destacadas se habló de una población cada vez más mayor, donde predominan las mujeres entre 30-50 años, y con una prevalencia clara de enfermedad mental y drogadicción entre las internas. Un gran número de mujeres presas han sido a su vez víctimas de violencia de género, sexual y/o trata de personas.

En este contexto de exclusión previo a la falta de libertad, apostar por la cultura como vía de tratamiento es una necesidad. Es importante superar el entretenimiento y pasar al programa cultural de formación, por varias vías: la tratamental, las salidas programadas, la suspensión de condenas…

Ante un grupo interesado en cambiar el curso de la vida de muchas de estas mujeres, una de las frases de cierre del curso fue: La prisión, en muchos casos, es el fracaso del sistema.

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