24 de noviembre de 2023

Compartir

 

Hay un día internacional para recordarnos lo importante que es luchar contra la violencia machista. Hoy con un texto escrito por Catalina, una interna del Centro Penitenciario Murcia II -Campos del Río, queremos llamar la atención para que todas las mujeres sean conscientes de sus derechos y todas las personas sean capaces de defenderlos y acabar de una vez con la violencia de género. Este texto nace de la experiencia vital y del trabajo del taller de escritura creativa y poesía de Solidarios en prisiones.

 

AHORA ESTOY MÁS GUAPA Y MENOS CIEGA

Recuerdas, todo lo compartimos: qué comeremos mañana, qué haremos a la vuelta del trabajo, qué película iríamos a ver. Tú me decías: “Este fin de semana visitaremos a tus padres. Les alegrará mucho”.

¡Qué amable y cariñoso eras con ellos!

Sin embargo, a decir verdad, a ella nunca le gustaste. Aunque no me lo dijera, yo lo sabía. Mi madre tenía ese sexto sentido. Tal vez, de mujer, tal vez de madre.

¡Ah, mis amigas! Ellas no se cansaban de decirme la suerte que yo había tenido al encontrar a un hombre como tú. Apuesto, trabajador, educado y sobre todo, atento. Especialmente atento a todo lo que yo necesitaba.

Aunque…tanta atención ya me abrumaba: “¿Qué has hecho hoy en el trabajo? ¿Con quién hablas? Yo te acompaño, no vayas sola”.

Siempre me decías que toda atención era poco, porque me querías tanto, que tenías que protegerme.

Me convenciste para que dejara el trabajo. Tú ganabas más que suficiente, yo estaría como una reina.

Me hiciste creer que los celos eran amor. Y yo me sentía halagada ¡Qué imbécil!

Así, sin darme cuenta, estaba atrapada. Habías echado el cerrojo a mi vida y tú guardabas la llave.

No te gustaba que cuando me telefoneabas yo no estuviera en casa, y ya tampoco te gustaba visitar a mis padres.

Mi esencia quedó reducida a una cocinera, a una limpiadora, a tu sirvienta. Me decías que yo te salía más cara que pagar a una chacha.

Aunque, yo nunca hacía nada bien, por eso me tirabas la comida a los pies y me obligabas a planchar una y otra vez tus camisas, tus pantalones, hasta dejarlos perfectos.

Yo no servía para nada. Entonces llegaba un empujón del que no me había recuperado cuando me dabas un guantazo.

Claro, me lo tenía merecido.

Porque yo era la culpable, tú no podías hacer otra cosa. Cómo, si no, ibas a lograr que yo aprendiera.

Me acostaba temblando porque sabía que, si no atendía tu asqueroso apetito sexual, de nuevo, vendrían los golpes.

Así pasaban los días. Pero un día, como otro cualquiera, estábamos viendo la televisión. Por supuesto, tú sólo podías coger el mando a distancia. Una noticia en el informativo: una mujer había muerto a manos de un hombre, su pareja. La número 27 en lo que iba de año.

Me miraste con cara de asco y me dijiste: “Tú sigue así que pronto te pongo un número”. “¿Un número?”, pregunté yo. “Sí, un número como a esa”, me respondiste.

De repente, el pánico recorrió mi cuerpo, pero abrió mi mente que comenzó a repetir una y otra vez, una y otra vez: “EL AMOR NO GOLPEA Y MUCHO MENOS MATA”.

Fue entonces cuando me dije: “¡¡¡BASTA!!!”.

A la mañana siguiente fuiste al trabajo y yo, temblando salí a la calle y te abandoné para siempre.

Tuve que pedir ayuda a mi familia y a profesionales. Tú no me dejaste otra opción más que la de poner luz y taquígrafo a esta etapa de mi vida que hubiera deseado no vivir.

Lo hice por mí y para que ninguna otra mujer sufriera lo que yo había sufrido.

Créeme, no ha sido fácil, aunque por fin he podido recuperar mi autoestima.

Y con la venda de los ojos me he hecho un lazo en el pelo.

AHORA ESTOY MÁS GUAPA Y MENOS CIEGA.

  

Catalina S

Taller de Escritura creativa y poesía. CP Murcia II Campos del Río. 2023

Suscríbete a nuestro boletín

Noticias Relacionadas

Dona

Ayúdanos a mejorar la vida de más personas

Hazte Socio/a

Se protagonista del cambio social

Hazte Voluntario/a

Un poco de tu tiempo y mucho de tu afecto