29 de abril de 2016

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En los últimos años han muerto mayores y varias personas sin hogar a las que conocían voluntarios de SOLIDARIOS para el Desarrollo. Por eso, ayer ofrecimos a nuestro voluntariado de Granada un curso de formación sobre Apego emocional y duelo, un tema fundamental para personas voluntarias que pueden enfrentarse a situaciones de pérdida y de enganche emocional. El curso, impartido por la Psicóloga Naira García Nohr ofreció herramientas para evitar sentimientos de culpa y otros que a la larga pesen tanto que la voluntaria pueda dejar su programa.

Veinte personas acudieron a este curso gratuito en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada.

La importancia de trabajar el duelo

Cada persona voluntaria reacciona de forma distinta cuando se rompe ese vínculo por enfermedades, por atropellos, como ocurre con muchas personas sin hogar, o por otras circunstancias. Pero el duelo forma parte de los temas que incluyen los planes de formación de una organización de voluntariado que considere única a cada voluntaria que cruce la puerta. Su bienestar psicológico refuerza un compromiso firme y una participación desde la libertad. También evita que el voluntario se queme o se sienta superado por situaciones de dolor y de sufrimiento ajenos que se presentan durante el contacto con el sufrimiento.

SOLIDARIOS no concibe la labor voluntaria sin una formación que refuerce habilidades comunicativas y que ponga en contexto a los voluntarios antes de “soltarlos” en contextos difíciles si no se tiene experiencia. Necesitan contar con pautas para “no meter la pata” en un hospital, en una cárcel o con inmigrantes que tienen una cultura distinta. También es necesario que sepan ponerse límites para evitar llevarse a casa todos sus problemas y que de pronto una actividad que eligieron perjudique su vida familiar, sus estudios o su trabajo. El voluntariado no tiene como objetivo soltar héroes por las calles, sino emprender una lucha contra la exclusión con el ejemplo de su labor, con su denuncia, con su capacidad para elevar propuestas y para influir en su entorno.

No se trata de buscar personas “asépticas” y “equidistantes” ante la pérdida, pues las emociones son síntoma de vida, de empatía y de humanidad, fundamentales para el voluntariado social. Una persona que no se inmutara ante el dolor ajeno provocaría malestar en su entorno y se encontraría ella misma en una situación incómoda. Se trata de evitar sentimientos de culpa que a la larga pesen tanto que la voluntaria deje su programa. El curso ofrece herramientas para la aceptación y, de esta manera, que las personas puedan seguir adelante tras una experiencia de duelo.

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