El torero Pepín Liria compartió su trayectoria vital en el aula de cultura en el Centro Penitenciario de Murcia. Participaron 17 internos.

Liria habló de sus comienzos en el mundo de los toros cuando tenía 14 años. No había toreros en su familia. Su dedicación a los toros mató la afición de su madre, pues nunca asistió a ninguna de sus corridas.

Se fue muy joven a Sevilla, donde hay un entorno más favorable para la dedicación al toreo. Su duro trabajo y el apoyo de Espartaco, uno de sus referentes, contribuyeron al éxito en su carrera.

Estuvo unos años en una “casa grande” como llama a los empresarios que lo promocionaban. Tuvo hasta 80 corridas en un solo año pero sentía algo le faltaba.

“Estuve toreando dos meses con dos heridas abiertas en el muslo de una cornada que me lo atravesó, me tenía que meter gasas entre la piel”, dijo el torero en un momento. “A la semana de una cornada, que casi pierdo la vida, me fui a jugar al Golf a un torneo benéfico y tuve que enseñar las heridas porque nadie se lo creía”.

Su intervención despertó interés.

“Fue muy interesante que nos contara todas las cornadas que ha recibido y nos sorprendió a todos el poco tiempo que tuvo de recuperación en cada una de ellas”, comenta Fuensanta Valchs, delegada de Solidarios en Murcia.

También se generó debate aunque siempre desde el respeto, pues entre los asistentes había personas antitaurinas. Además de los internos, participaron personas voluntarias, la delegada, Fuensanta Valchs, y Juan Antonio de Heras, periodista y uno de los fundadores de Solidarios.

Pepín Liria, retirado ya, se dedica a disfrutar de su familia y de la vida. En su tiempo libre colabora con organizaciones de menores enfermos de cáncer.

El Aula de Cultura en el Centro Penitenciario Murcia II está financiada por la Consejería de Sanidad y Política Social de la Región de Murcia.