Los voluntarios y voluntarias de Solidarios han reanudado este mes las salidas de ocio y cultura en compañía de personas diagnosticadas

Con todas las medidas de seguridad y en grupos más reducidos que antes de la llegada de la COVID-19, los voluntarios y voluntarias y las personas con diagnóstico de trastorno mental han podido volver a encontrarse y retomar una actividad que, tal y como destaca Marcos Böcker, responsable del programa de salud mental, resulta muy beneficiosa para ellas.

La esencia de estas salidas continúa siendo la misma que antes del confinamiento. En este sentido, Böcker señala que su aspecto más valioso radica en la relación que se consigue generar entre los participantes. “Aquí no son pacientes ni usuarios, sino personas que comparten su tiempo y se sienten realizadas”, destaca.

Adaptación en tiempos de pandemia

Durante estos meses, al igual que en el resto de los programas, el de salud mental ha tenido que adaptarse a las circunstancias motivadas por la COVID-19. De ahí que a lo largo del confinamiento se haya potenciado el uso de los grupos de WhatsApp. Asimismo, la labor del voluntariado ha estado centrada en mantener el contacto con las personas que se han mostrado menos capacitadas para el uso de las nuevas tecnologías.

Bócker, además, indica que la saturación del sistema sanitario también ha resultado perjudicial para las personas diagnosticadas, quienes han tenido que hacer frente a la limitación de los recursos médicos.