Después de más de diez años como voluntario, Victor nos envía estas líneas como homenaje a Carlos, al que estuvo acompañando semana tras semana durante tantos años. Enfrentarse al duelo es también una parte de este voluntariado y ahora este texto sirve de recordatorio de tantas personas que nos han dejado.

Carlos Cabañas nació en 1938 y falleció en 2020, en plena pandemia. Victor, su voluntario, continúa en el programa de acompañamiento a mayores, ahora telefónicamente.

 

En recuerdo de Carlos Cabañas

Me gustaría Carlos hacerte este pequeño homenaje y que tu recuerdo perdure dentro de mí, pues desde el primer día que fui a tu casa me sentí muy bien acogido.

De esto hace muchos años y recuerdo que era mi primera intervención con Solidarios para el desarrollo, era una mañana de Nochebuena, sábado y yo estaba nervioso porque no sabía lo que iba a pasar, pero tú y tu familia me acogisteis con los brazos abiertos desde el primer momento. Yo no sabía que era exactamente lo que tenía que hacer, pero ya me habían informado que tus ojos y tu movilidad estaban bastante limitados, y yo, durante el tiempo que estuve contigo, fui tus ojos y tus piernas.

Te gustaba recortar artículos de periódicos y luego yo te los iba leyendo, además de algunos libros que también los leímos, sobre la historia de Madrid o sobre el río Jarama.

Tenías mucho conocimiento, aparte de que habías sido librero y eras un enamorado de los libros, que tu biblioteca así lo atestiguaba, y alguna vez me regalaste algún libro y alguna planta que todavía conservo y cuido.  Recuerdo con mucho cariño que siempre que iba a tu casa me sacaba tu mujer, Carmen, o tu hija, Nuria, un plato con algunos dulces que hacían las delicias de mi paladar.

También conocí a tu mujer, Carmen, y a tu hija Nuria, que eran como tú. Una familia encantadora. Lástima que Carmen murió y te dejó en ese estado de tristeza en que quedan a veces las personas mayores cuando su mujer y compañera de toda la vida les falta. Pero la vida sigue, Carlos, y yo seguí acompañándote todas las semanas, era el mejor momento que tú pasabas, aparte de leer, luego comentábamos, hablábamos de muchas cosas sobre lo que leíamos y de la actualidad.

Contigo aprendí mucho pues eras como una enciclopedia viviente que siempre me aclarabas las dudas con tu conocimiento de las cosas.

Y así pasamos los días, y los años, disfrutando de esos pequeños espacios de tiempo hasta que llegó la pandemia, y un día tu hija me informó que te habían ingresado en el hospital por neumonía sin ni siquiera poder visitarte, ya no saliste de él y dejaste un gran vacío a tu familia y a mí, pues fue un golpe muy duro como así ha sido también para tantas familias que han perdido a seres queridos por el COVID y no pudieron despedirse.

Que estas palabras que te escribo sean mi pequeño homenaje a esos años de amistad infinita que me regalaste y que me acompañará el resto de mi vida.

Con cariño y una amistad inquebrantable,

tu amigo Víctor.

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